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Miércoles, 01 Marzo 2017 17:50

EDITORIAL DEL MES: Marzo de 2017

Entrar en "Development Hell" y cómo salir de ello

El término “Development Hell”, que en castellano sería algo como “el infierno del desarrollo” lo leí por primera vez a principios de los años noventa, cuando el ilustre productor inglés Angus Finney presentó, por encargo de la Academia de Cine Europeo, un informe muy interesante sobre las realidades de la financiación y los hábitos generales en el desarrollo de obras europeas en aquel entonces. Su título fue A DOSE OF REALITY (Una dosis de realidad) y se publicó en 1993. Del informe recuerdo tres detalles. En primer lugar que fue muy interesante e inspirador. En segundo lugar que el término Development Hell sonaba a malos augurios. Y en tercer lugar que en Europa se gastó aparentemente cuatro veces menos en desarrollo que en Estados Unidos. Eso en cuanto a los porcentajes. Si partimos de que ellos se gastan un 8% de sus gastos en desarrollo y nosotros un 2%, no hay que olvidar tampoco que ellos parten de importes de dinero bien distintos que nosotros. No es lo mismo 4 millones (un 8% de una película que cuesta 50 millones) que 60.000 euros (un 2% de una que cuesta 3 millones) para gastar en escribir el guion, hacer el casting, planificar las localizaciones, y encontrar la financiación del proyecto. Ya sé que no se deberían de comparar las realidades americanas con las nuestras, pero en fin, si damos rienda suelta a nuestra imaginación, a cualquiera le puede dar vértigo.

A comienzos de los noventa yo estaba todavía en el comienzo de mi carrera, vendiendo películas a nivel internacional, y todavía no había ardido personalmente en ningún infierno del desarrollo, cosa que el destino me preparaba para más adelante, para mis tiempos de editor de guion y guionista en España. MEDIA acababa de nacer, y desde el principio apostó por fomentar el desarrollo de proyectos audiovisuales. Y así hasta hoy.

Actualmente todas las oficinas MEDIA de Europa (las cuatro de España más otras 48), estamos recopilando datos para ver cuántos proyectos se han apoyado en cada país en los últimos diez años, de qué tipología eran y qué fue de ellos. Es una tarea difícil pero sumamente interesante. Los resultados de la misma tendrán sin duda un efecto sobre el futuro de nuestras ayudas al desarrollo.

El miércoles 8 de marzo vamos a celebrar una sesión informativa sobre nuestras ayudas al desarrollo (véase la información en el boletín). Ese día vamos a tener preparadas unas estadísticas un poco más detalladas, pero al menos esto ya lo digo: en los últimos diez años, MEDIA ha apoyado 183 proyectos españoles en su fase de desarrollo. Eran de distintos géneros y formatos (cine, TV, animación, documental, videojuego), y de estos proyectos menos de la mitad vieron la luz del día. O sea, más de la mitad murieron en las llamas del infierno del desarrollo. Este dato es solamente parcial, porque hemos de suponer que en este tiempo hubo muchos más proyectos españoles en desarrollo que no contaron con la ayuda de MEDIA. De aquellos proyectos no tenemos ningún dato, y solamente podemos especular sobre si el porcentaje de intentos fallidos fue inferior, igual o superior a los que contaron con MEDIA.

En todo caso, salta a la vista el éxito de España a la hora de recoger ayudas de MEDIA al desarrollo. Nuestros filtros son ultra-exigentes. Deduzco por lo tanto que desde España se proponen historias muy atractivas, contadas por talento convincente, de la mano de productoras competentes. ¿Por qué entonces no salen todos los proyectos a la luz? Es absolutamente normal. Lo mismo pasa en otros muchos países europeos, estoy convencido y pronto lo sabremos con detalle.

¿Qué conclusión podemos entonces sacar? En mi opinión, sería importante disponer de más fondos destinados al desarrollo, que es la fase más crítica de muchos proyectos. Cuanto más tiempo y dinero, mejor es el guion. Esto tiene un efecto sobre otros aspectos del proyecto, como los financieros. Es más probable encontrar dinero con un buen guion como base. También resulta más fácil aglutinar realizadores y talento actoral de renombre. En consecuencia, el proyecto es más atractivo para el mercado, etc. El dinero nunca es suficiente, y por ahora nos tenemos que conformar con lo que hay.

Hay otras maneras de ser más eficaz durante el proceso de desarrollo. Si obtenemos buenos datos estadísticos, tanto cuantitativos como cualitativos, y si los analizamos debidamente, nuestros riesgos disminuyen. Si participamos más ávidamente en talleres de desarrollo internacionales, donde no solamente aceleramos nuestros procesos, sino también conocemos a creadores, productores, distribuidores o agentes de ventas de múltiples países, nuestra capacidad de levantar proyectos crecerá. Y también nuestra capacidad de matar nuestros propios proyectos mientras que no sea demasiado tarde. Me explico: el peligro por el cuál un autor pierde toda objetividad ante la belleza de su propia creación siendo capaz de hechizar a un productor es real y, como consecuencia, el productor se deja seducir por el mismo espejismo. Nos ha pasado a muchos. En algún momento conviene enfrentarse a la realidad, aunque duela. Dolerá menos que dedicar años a un proyecto y luego fracasar con él en toda regla y con todas las consecuencias. Pero, ¿cómo nos damos cuenta? La clave en el desarrollo está en involucrar desde el inicio a miradas críticas, como por ejemplo las opiniones de expertos en marketing, distribución y ventas.

Por mucho que cambiemos nuestros hábitos de desarrollo, nunca podrán salir a la luz el 100% de los proyectos. No pasa nada. Eso sí, recomiendo a todas y a todos enterarse de lo que ofrece el programa MEDIA para esta fase. Lo dije en mi último editorial: el conocimiento del mercado y la formación que va ligada al networking forman la base necesaria para ser competitivo a la hora de obtener nuestras ayudas al desarrollo.

Cordialmente,

Peter Andermatt

Director Oficina MEDIA España

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